Sólo por un día…

Aaaay, yo quisiera hacer eso aun que sea sólo por un día, para que nos entiendan y comprendan lo que es vivir con eso de por vida sin exepcion, pagar la mensualidad el sueño de toda mujer, y ser nuestros novios esos días no es la pesadilla, es tenerlos.

Este también esta divertido…aunque no he llegado a esos extremos (creo…).

Diferente perspectiva

Lay back, watch you life, how it goes, how it flows,  is it all right?
have it changed?, of course, sure it did.  Sure we did.

Me gusta sentarme, detener unpoco el movimiento que lo distorsiona todo, esperar un poco, meditar, calmar en silencio el ruido del alma, el aturdir de los días pasando… sin calma, ver el futuro, imaginar el pasado, detenerme un poco y pensar un buen rato. Lo que viene lo que fué como lo quiero y si me estoy dirigiendo hacia eso o cúan lejos qué tan lejos quedé de ello esta vez. Pensar, pensar pensar, hace muhco bien detenerse a estirar los pies cuando vas po carretera, es un alivio que por pocas alivia una carga pesada, ningún viaje es liviano, aunque así nos lo parezca cuando lo vemos desde afuera, conocer es entender, es salir de la ignorancia, pero eso depende de cuanta sea nuestra curiosidad, siempre y cuando no sea puro morbo.

Ahora, después de un respiro, me levanto y me doy cuenta nuevamente cuan me gusta estar aqui, con todo lo que tengo, con todos los que comparto escenario, con cada particula de aire y materia que se sostiene a mi alrededor, y nuevamente como siempre que me detengo un poco y revaloro todo le doy gracias a la vida y a lo que haya superor por todo lo que tengo, la situación hermosa en la que me encuentro yaunque conciente de que asi no será que no quisiera dejar jamás. Ser tan feliz en cierto momento aveces también lleva a la conciencia de uqe de alguna u otra forma por circunstancias de la vida desaparecera, comenzando por uqe seremos mas viejos, las cosas cambian, todo. Aún asi, vendrán tmabién cosas mejors, nueovs tiempos, siempre hay que tenerlo en cuenta, sabemos que nada es permanente la vida es una constante cambiante de situaciones fluyendo a la manera que vá.

A dos meses de que termine este año, y que rápido pasa el tiempo-.

Exceso de sentimiento

 

El derramamiento de lágrimas debido a emociones es algo único en el ser humano. Desde tiempos inmemoriales se ha intentado explicar el por qué lloramos, y son muchas las razones, todas ellas razones que a todos se nos han ocurrido alguna vez. Una de ellas conlleva liberar el estrés, desahogarse cuando nos pasa algo malo, agobiante, o simplemente, tenemos problemas a los que no les encontramos la salida. Nos hace sentir mejor, pero también hace que consigamos obtener empatía de los demás, ganar asistencia estratégica. La forma tecnicista de decir que lloras para conseguir algo, como cuando te sientes culpable con tu pareja y no quieres que te abandone, por ejemplo.

“Por supuesto, la eficacia de este comportamiento siempre depende de con quién estés cuando rompas en lágrimas, y probablemente no sea efectivo en sitios donde los sentimientos deben estar escondidos, como el trabajo”, indica el líder de un estudio llevado a cabo sobre el tema, Oren Hasson.

También indica que llorar es un signo de sumisión hacia los demás, una llamada ahogada de auxilio, de socorro, ante los problemas. Sin embargo, es tal la variedad de razones por las que podemos romper a llorar que es muy difícil indicar un propósito único. Puedes llorar al ver una película, al recibir un fuerte daño (normalmente emocional), o al obtener una alegría enorme (como cuando consigues algo por lo que  has luchado lo indecible).

Llorar es humano.

 

FuenteLiveScience (New Theory for why we cry)

 

Después de leer esto creo que ya no me sentiré culpable si me vuelvo a encontrar llorando, todos tenemos que tener tiempo para reír y para llorar también algunas veces. Y aun que me digan llorona o “emo” es así como soy, después de todo esa palabra de “emo” viene de “emocional” y no hay nada de malo en tener emociones. Si no tuviera esa melancolía no sería yo misma, eso es algo parte de mí que en conjunto con mis otras características hacen que sea de la manera que soy. Si no fuera así tal vez sería más fria, egoista y tal vez cruel y así no es como soy. Entonces lo agradezco y me siento orgullosa pues así estoy muy bien.

Sean muy felices siempre con lo que tienen y hagan lo que puedan con ello, sin represiones, y senitir, reir y llorar cuando esto se produzca, es natural, es lo “humano”.

 


Rius, gurú de los moneros

 Soy humorista gráfico, aficionado a la historia: Rius

por: Carlos Padilla Rios

Patriarca de los cartonistas políticos del país, una referencia indispensable del periodismo crítico y de investigación de México, Eduardo del Río García, a sus 71 años de edad, continúa trabajando como hace medio siglo cuando como telefonista de la agencia Gayosso mataba el tiempo realizando sus primeros trazos. Desde entonces ha publicado en casi todos los periódicos y es autor de 103 libros. Actualmente, escribe la segunda parte de Herejes, ateos y malpensados y adelanta que volverá a editar la revista humorística El Chamuco, en colaboración con “los muchachos”: Hernández, El Fisgón y Helguera.

Sigo trabajando igual que hace 50 años. No he cambiado de profesión, ni de línea. Sospecho que, más o menos, sigo dibujando “tan mal” como cuando empecé. No han habido muchos cambios en el curso de mi vida. Más que al periodismo, últimamente me he dedicado a hacer libros. Casi ya no hago trabajo periodístico pero, en cualquier momento sale la idea de hacer otra revista de humor y vamos a darle. Es difícil escapar de esto.

Estoy haciendo el segundo volumen de Herejesateos y malpensados, porque algunos lectores me regañaron por haberme olvidado de “fulano del tal”. Pensaba nada más agrandar la obra, pero es tanto lo que he conseguido. Sólo en el primer tomo se llegaron a imprimir mil 200 citas de testimonios de gente que fue atea en todos los tiempos.

Estoy haciendo ahora el Tomo II.También espero que con los colegas caricaturistas a la mejor salimos otra vez con El Chamuco, ya que está la situación política tan hirviente, pues creo que habría muchísimo material, con este Presidente tan imbécil que nos dio quién sabe quién. Creo que sí, en eso andamos. Esto depende de los muchachos, bueno ya no tan jóvenes, gente como Helguera, El Fisgón, José Hernández, pues son los que tienen que decidir, más que yo. –¿Qué ha pasado con sus colaboraciones, sus historietas en publicaciones diarias? ¿Por qué las ha dejado? Lo recuerdo en Proceso de manera semanal. – He estado por más de cuarenta años haciendo eso. Llegó un momento en que me sentía un poco cansado de estarse uno repitiendo, porque los problemas siguen siendo los mismos en México. Acabo de publicar un cartón que realice hace treinta o cuarenta años sin dificultad. Desgraciadamente los gobernantes que hemos tenido no han tenido la capacidad, o las ganas, de resolver muchos de los problemas que siguen sin resolverse. Además, me di cuenta que la caricatura tiene un alcance muy limitado, el mismo día que aparece ya se murió. Ni quien se acuerdan de ella al otro día. La caricatura diaria es muy peligrosa porque acaba uno trabajando en una rutina basándose en formulitas establecidas y su efecto es casi instantáneo. Hay caricaturas que logran sobrevivir mucho tiempo y llegan hasta ser motivo para que algún coleccionista las guarde. Mientras el libro de caricaturas tiene más influencia en ese aspecto, ya que permanece y esta en las bibliotecas, incluso se utiliza mucho, en mi caso como auxiliar en las preparatorias y en las universidades.

— ¿Cuáles de esos libros han sido empleados como auxiliares didácticos?

— Los que más han sido utilizados de esa forma son La trukulenta historia del kapitalismoLa revolucioncita mexicanaEconomía para ignorantes Osama tío sam, que es una historia “casi casi” secreta, prohibida u oculta de los Estados Unidos. Como ahora son los que se creen los amos del mundo, en alguna preparatorias lo están pidiendo para que los muchachos aprendan un poco de la verdadera historia. Hay temporadas que piden obras de economía o algún libro sobre Cuba. Depende mucho del candelero en ese momento. Marx para principiantes también lo han pedido mucho, inclusive en universidades que se consideran tan confesionales como la Universidad Iberoamericana.

— ¿Usted ha publicado más de cien libros?

Bueno, he trabajado con Grijalbo, con Nueva Imagen publiqué Los Dictadores. Al principio estaba muy limitado de editores, únicamente los del Partido Comunista me publicaban las cosas, pero cuando vieron que mis libros se vendían y tenían cierta influencia, en los grupos de estudiantes, me llamaron otras editoriales más serias para que les hiciera  libros y ahí vamos. Los Agachados, lo que sacó Proceso con algunos de los cartones que estuve haciendo, cuando hacía el cartón semanal ahí. Yo también armo mis obras, ya debo andar por los ciento tres libros. Son un demonial.

— Con el trabajo de 50 años usted ha contribuido a fomentar el periodismo de investigación. Usted es un investigador, caricaturista, humorista, historiador. ¿Qué tanto hay en usted de todo esto?

— Los historiadores protestarían de eso, bueno soy un aficionado de la historia, pues en el curso de mi trabajo como periodista le he tenido que hacer a todo y acabé por no saber realmente cuál es mi profesión. Me considero a estas alturas más que nada un humorista gráfico.

Un poco pintor y diseñador gráfico. De todo hago, pero mi principal trabajo es de humorista gráfico. Busco humorismo que se comprenda

— ¿De dónde heredó usted su pasión por el aprendizaje. Lo aprendió de sus hermanos, su familia, en la escuela?

— Creo que fue producto de la ignorancia. No pude estudiar, tengo papeles nada más hasta quinto año de primaria, entonces la necesidad de aprender cosas, de saber, me hizo que me dedicara a leer como loco todo lo que me caía. Me hice este planteamiento “no puedo entrar a la universidad” y ¿cómo sacar los conocimientos?

— Pues me fui a los libros. Si había que tratar algún tema me ponía a leer como loco y me obligaba a hacer resúmenes -por ejemplo sobre la energía nuclear- tenía que aprender qué era la energía nuclear  cómo explicársela a la gente. Como soy ignorante, consideraba que al dirigirme a un público tan ignorante como yo, iba a lograr la comunicación.

— ¿Una historieta didáctica acompañada de mensaje e imagen?

— Y de humor. Considero muy importante el humor, a partir del él y a través del él, la gente capta mejor las cosas y al mismo tiempo se está divirtiendo. Bueno, pretendo que se divierta un poco, pero al momento está aprendiendo, es como una forma medio tramposa para que la gente acabe volviéndose atea, o se vuelva de izquierda, o se vuelva vegetariana. Gran parte de mi trabajo lo he dedicado a eso, a cuestiones de salud, de nutrición.

—¿Y política?

— Obviamente política también y religión. En lo que más he insistido es en la cuestión religiosa.

— ¿Cómo es usted? Es alegre, cómo es su carácter?

— Pues es difícil describirlo.

— ¿Pero, se divierte usted con su trabajo obviamente?

— Sí, tengo que reírme porque si no lo siento no va dar resultado. Entonces trato de que el humor que se maneja en la historieta sea buen humor. Que no sea un humor corriente o muy intelectual, porque luego friega uno o los dos extremos fácilmente. Busco un humorismo que se comprenda, que sea un humor que la gente asuma como suyo, para que en los personajes se vea reflejada.

Creo que el éxito de un personaje de historieta es eso, que la gente lo asuma, lo adopte casi. Hay cantidad de personas en toda la República Mexicana que fueron bautizadas como Perpetuo del Rosal, Calzonzin.

Me he encontrado con muchos que están enojados porque les dicen “Calzonzin” y eso es producto de una especie de incorporación del autor al mundo del lector. Siempre he tratado de manejar un humor que se pueda dar, un humor de todos los días. Menos el humor absurdo. Ni manejar, por ejemplo, superhéroes. Trato de ver que mi público se vea re.ejado en los personajes.

— Sí me permite, nos detenemos un poco en su niñez. ¿Cómo fue su infancia Don Eduardo, qué recuerda de ella? ¿Qué le gustó, qué no le gustó, por dónde vivía, con quienes convivía cuando usted era pequeño?

— Tuve la desgracia de perder a mi padre cuando tenía seis meses de edad. Entonces no tuve papá, no lo conocí. Mi madre se tuvo que venir a vivir al D. F. a trabajar porque se quedó prácticamente desprotegida. Los hermanos de mi padre le hicieron la vida pesadísima, la corrieron casi, casi de Zamora. Entonces ahí venimos todos los escuincles con mi madre. Ella que no sabía ni leer, ni escribir, consiguió trabajo en la Secretaría de Hacienda, donde estaba al frente uno que había sido amigo de mi padre allá en Zamora. Llegamos a vivir a vecindades. Siento que eso a me ayudó mucho, fue cuándo conocí realmente lo que era México, fui niño de vecindad, ahí me crié.

— Viví en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en la calle de Guatemala. Luego por ahí en la Peni, después en la Plaza Loreto –me enteré que había, sino en la plena Merced- a la vuelta de la Escuela de Ciegos. La vecindad donde vivíamos estaba llena de ciegos, eso me sirvió para agarrarle el gusto al jazz, porque los cieguitos se la pasaban tocando esa música. Fue una infancia que recuerdo con mucho gusto. Éramos pobres, pero los chavos nos dábamos cuenta de eso.

— ¿Cómo se ve la pobreza a esa edad?

— No sabíamos que también hay ricos. Uno se siente jodido y bueno creé que así es todo. Que así son todos, ya después -porque mi mamá era muy católica, y consideraba que no debíamos ir a la escuela social, porque era la escuela socialista de Cárdenas y cómo no había dinero para una escuela particular o privada-a los tres hermanos nos metió al seminario, a ver si alguno salía de obispo, cuando menos y sacaba de la pobreza a la familia.

Éramos cinco hermanos originalmente.

Se murieron dos muy chicos allá en Zamora, entonces quedamos tres, los más chicos y mi mamá nos metió al seminario que era lo más barato que había.

— ¿Cuánto tiempo estuvo ahí en el seminario, después la secundaria?

— Estuve siete años en el seminario. Se supone que hice la secundaria ahí, pero en ese tiempo no estaban registrados los seminarios dentro del sistema educativo mexicano. Entonces los papeles que se podían recibir ahí no servían para nada. Cuando salí del seminario, me corrieron de plano, me entregaron unos documentos que comprendían la secundaria, pero como fueron expedidos por la Universidad Autónoma de Guadalajara, los famosos Tecos, en ese tiempo no estaban reconocidos por la SEP.

Entonces cuando trato de hacer la preparatoria para estudiar arquitectura me dijeron no “estos papeles no sirven para nada”. Había que revalidar todo, sexto año de primaria y los tres años de secundaria y era un dineral lo que se necesitaba, No tenía lana y me dije bueno pues me voy a dedicar a trabajar, así de plano.

¿Después de todo lo que nos cuenta cuándo comenzó a trabajar y a que se dedicó?

— Estuve ejerciendo algunos oficios, mi primer trabajo cuando salí del seminario fue en una cantinita, lavaba los vasos y atendía de repente a los borrachitos. Luego estuve trabajando en una embotelladora de refrescos clandestina. Anduve también vendiendo jabones de casa en casa. Luego vendí marcos para cuadros. Estuve además trabajando en la Secretaría de Estadística, no sé si era glosando los censos, en ese tiempo el secretario era Raúl Salinas, el papá del pelón, estuve un año ahí trabajando de burócrata. Esto hasta que ya me establecí así seriamente en la Funeraria Gayosso donde duré más tiempo trabajando. Fui caricaturista de pura chiripada

¿En qué trabajaba ahí?

—Era el telefonista y el encargado de las ambulancias para enfermos no contagiosos. Le decía a mi mamá que era el Gerente de Comunicaciones, como para dar la idea de que estaba ya establecido. Ahí trabajé de los 17 a los 20 años. De ahí salí para ser caricaturas, de pura chiripada, porque no había jamás pensado serlo.

—¿Recuerda sus primeros amores, su primera conquistas?

— Bueno era re tímido y como sale uno del seminario con la conseja de que las mujeres son las hijas del diablo, las hijas de Satanás, pues yo les tenía miedo. A la fecha todavía les tengo miedo, y mucho respeto a ellas, porque algunas mujeres sí considero que son hijas de Satanás. El caricaturista se ríe y dice “entonces casi no tuve novias”. Cuando me decidí a casarme

–continúa- sí andaba muy urgido. Andaba por los 27, los 28 años y me casé hasta los 32 años. Ganaba poquísimo como caricaturista hasta que empecé hacer historietas fue cuando me casé porque había ya un ingreso fijo.

— Empecé como caricaturista de casualidad para matar el tiempo, a veces me ponía hacer dibujitos ahí en Gayosso, un día estaba haciendo babosaditas y llegó a pedir el teléfono el director de la revista Ja-Já, Don

Pancho Patiño y me dijo que si algún día se me ocurrieran algunos chistes me los publicaba. Estuve más de un año en Ja-Já y luego comencé hacer cartones en Ovaciones con muchos problemas.

— ¿En qué momento se politiza Eduardo del Río?

—Fue en parte en Gayosso, porque junto a la agencia funeraria había una librería de usado, famosísima para los escritores mexicanos de la época, era la Librería de Duarte propiedad los refugiados españoles Pablo Duarte, los dos se llamaban igual, eran padre e hijo, donde compraba libros de segunda mano, así leí a Marx quién me salvo la vida. Leía –también- el trabajo de Renato Leduc y empecé a leer la revista Siempre, fui agarrando barniz de polinización, lo necesitaba para poder hacer cartón diario. Estuve fácil como diez años, primero en Ovaciones, luego me corrieron de ahí y fui a dar a Novedades, después se hizo un periódico que dirigía Magdalena Mondragón que se llamabaDiario de la Tarde.

Luego surgió la revista Política, en Siempre había cierta libertad de decir cosas, y len Política no se diga, estuve así trabajando mucho tiempo diez, doce años, luego me iban recortando, en lugar de adquirir más espacios, me iban corriendo de todas partes, de Novedades, del Diario de la Tarde, estuve trabajando en La Prensa, también me corrieron de ahí, me corrió Manuel Buendía. Estuve en Diario de México. Me había vuelto miembro del Partido Comunista.

— ¿De que año me está hablando usted?

— Eso fue por 1966 ó 1967, también por pura chiripada, igual que como entre a la caricatura. Una noche me encontré a Rafael Diodana, que era el caricaturista de La Prensacon quien había trabajado dos o tres años y le dije “ya me voy a dedicar a otra cosas” y me invitó a participar en una editorial para hacer historieta y el humor me ganó.

En el aspecto cómico, de historieta de humor, empecé a pensar en personajes para ver si podía hacer una historieta. Me fui a Michoacán para ambientarme y para ver cómo se estaba viendo allá, en un pueblito. Anduve también en Guanajuato para encontrar algunos personajes. Fueron los tiempos cuándo estuve en revista Los Supermachos

seguía militando en el Partido Comunista, todavía nosotros militamos a partir de una célula, nos reuníamos dos veces por semana, un grupo de diez, doce rojillos y nos dedicábamos a estudiar marxismo era una célula de puros periodistas.

— ¿Quiénes estaban?

— Estaban Genaro Lufeta, Rodrigo Moya, Froilán Manjarrez, Antonio Karam, Armando Parellón. Aprendimos

mucho en la discusión de lo que pasaba en el mundo y en México en es momento, éramos periodistas y teníamos que estar bien enterados. Militábamos también haciendo pintas y corriéndole a la policía cuando nos descubría y durante el Movimiento Estudiantil del 68 la mayoría de la célula fue a dar a la cárcel. A mí me detuvieron, me secuestraron, al detenerme pensé que me iban a llevar a la cárcel.

Me secuestró la famosísima Federal de Seguridad y me entregaron al Ejército. Estaba yo en la lista de Echeverría, pero creo que fui el único que se les fue vivo, afortunadamente mi familia intervino con el general Lázaro Cárdenas quién habló con Díaz Ordaz para que me respetaran la vida por lo menos, entonces todo se quedó en un susto, que a la larga me obligó a venirme a vivir por acá.

Pienso que siendo vigente la lucha de clases, eso no tiene remedio, quizás la dictadura del proletariado que en realidad nunca se llevó a acabo como tal, era una burocracia militarizada, como es en Cuba todavía. Creo que el marxismo sigue siendo vigente, quizás no económicamente, pero .filosóficamente sí. El materialismo dialéctico es la mejor forma de analizar una situación política.

Con base en la dialéctica se pueden sacar todas las conclusiones válidas para analizar una situación, eso lo va uno utilizando en su trabajo y uno tiene credibilidad.

Esto va muy unido al comportamiento de uno ya como periodista, he tratado de no caer nunca en el embute, ni en los sobres, ni nada de eso, que la gente lo vea a uno confiable.

¿Aparte de trabajar qué hace, cocina, música, sigue siendo melómano. Usted riega su jardín, qué hace?

—Pues luego voy a ver a las gallinas, tenemos ahí un gallito, casi no me queda tiempo libre. Algo que nunca hubiera esperado es ser papá a los 64 años, pues me siento muy gusto porque es como empezar la vida, es una edad en que ya se siente uno más abuelo que padre. Entre la chamba, la niña que ahora tiene siete años y la vida aquí soy medio mandilón. Cuando me toca lavar los trastes, pues hay que lavarlos. Me gusta mucho participar en el trabajo de la casa.

Tengo mis hobis, colecciono timbres para descansar un poquito.

Cuando hay un tiempo me pongo hacer crucigramas, a oír música o ver una buena película en al televisión.

Estoy feliz a estas alturas, a los 71 años, ya estoy pastel como dicen los chavos, pero sin duda el humor que estoy haciendo ahora es el mejor.

SOURCE: http://zocalo.laneta.apc.org/texto.shtml?cmd%5B14%5D=x-14-9b5b568ff8dd6a10c11cada59487be7b&cmd%5B23%5D=c-2-63